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Tipos de cuentos por edades.

¿Qué libro le compro a mi hijo? ¿Es muy pequeño para comprarle un cuento? Tengo que hacer un regalo a un niñ@, ¿qué libro me recomiendas? Estas son preguntas que nos hacemos mucho cuando hay niñ@s en nuestro entorno (sobretodo si son los primeros niñ@s que llegan a la familia), bien seas padre, familiar o amigo. Así que, siguiendo esta saga de publicaciones sobre lectura, voy a hacer un repaso de tipos de cuentos recomendados según las edades de los niñ@s.

  • De 0 a 2 años: para estas edades lo ideal son cuentos que estimulen sus sentidos. Libros que , no sólo se puedan mirar, sino también que se puedan coger y palpar bien, aplastar, tirar, chupar,  morder, escuchar e incluso oler. Deberán ser libros de tamaño pequeño para que ellos puedan manejarlos bien (abrir, cerrar, pasar de páginas, etc.). El material debe ser fuerte, como por ejemplo cartón, tela, goma EVA o plástico blando. Les suele gustar bastante que tengan diferentes texturas e incluso sonidos. Las imágenes deben ser sencillas y concretas. Son muy útiles los libros de palabras o frases simples (siempre relacionados con entorno del niñ@: sobre juguetes, artículos infantiles, mascotas, ropa…)  pues les ayuda a ampliar su vocabulario.
  • De 3 a 5 años: en la etapa prelectora aún los cuentos se leen en familia (pues el niñ@ no sabe leer todavía) así que se sigue buscando historias sencillas, relacionadas con las rutinas del niñ@ (comer, ir a dormir, jugar en el parque, bañarse, etc.). Los argumentos deben ser predecibles (les gusta adivinar qué va a pasar) y estimulantes, siempre con final feliz y justo. Como ellos escuchan el cuento, los elementos sonoros siguen siendo muy importantes. Les gustan los cuentos con rimas, repeticiones, con canciones, adivinanzas o simplemente con sonidos (música, animales, onomatopeyas…). A partir de estas edades las ilustraciones son más complejas, añadiendo detalles. Al final de esta etapa y principio de la siguiente son muy recomendables los cuentos tradicionales.
  • De 6 a 9 años: primeros lectores. A partir de este momento, las imágenes pierden importancia, ganando en riqueza el texto. Empezamos a ver cuentos con más texto e imágenes más pequeñas. Los argumentos son más complejos y detallados. Aparecen los primero libros divididos por capítulos. Las historias que suelen gustar en esta etapa son historias divertidas, con varios personajes (con diferentes puntos de vista) y con contrastes o giros sorprendentes. Pueden estar relacionado con el entorno del niñ@ (colegio, parque, deportes, playa…) o no. Comienzan a disfrutar de la fantasía y desarrollan mucho su imaginación. Así pueden disfrutar de cuentos sobre monstruos, extraterrestres, princesas y dragones, piratas, duendes, etc. Yo recomiendo empezar con cuentos en mayúsculas para pasar a cuentos en minúsculas cuando el niñ@ vaya adquiriendo una mayor destreza en la lectoescritura.
  • De 10 a 12 años: En esta etapa los niñ@s empiezan a interesarse por lo desconocido (el misterio, la magia, historias detectivescas…) pero, sobretodo, les interesan los temas de su entorno, historias de pandillas de amigos o héroes, con los que puedan identificarse o resuelva conflictos que sean cercanos al niñ@. Además, a estas edades comienzan a interesarles lecturas más especializadas como, por ejemplo, revistas, libros de deportes, enciclopedias de animales…
  • A partir de los 12 años: en este momento el niñ@ empieza a abandonar la literatura infantil para adentrarse en la literatura juvenil. Desde libros de ficción hasta novelas históricas. Es habitual que los niñ@s de estas edades les interesen libros que den respuestas a sus inquietudes sobre temas tabú en su entorno (amor, sexo, drogas, violencia…) Siguen prefiriendo las aventuras pero también pueden disfrutar de lecturas más profundas que hablen sobre sus sentimientos, como la poesía, con un lenguaje distinto y sugerente. Incluso apareciendo momentos dolorosos. Ya desaparecen casi por completo las imágenes que acompañan a los textos. Y lo que importa son los gustos individuales del niñ@.

Es importante saber que las edades son orientativas, pues cada niñ@ evoluciona a un ritmo diferente y desarrolla gustos distintos a través de las diferentes etapas. Hay niños que con 5 años ya leen perfectamente en mayúsculas y minúsculas, y otros que hasta los 7 años no consiguen ese nivel lector. Hay niños que no les interesa la fantasía para nada y otros que les apasiona. Debemos conocer los gustos del niñ@ para estimularlos hacia el gran abanico de posibilidades que brinda la literatura infantil y juvenil.

5 falsas creencias sobre la lectura

El mes de abril es el mes de los libros. Celebrábamos el Día Internacional del libro Infantil y Juvenil el pasado 2 de abril y el 23 de abril celebramos el Día Mundial del Libro.

Por este motivo, hablaré sobre lectura y libros en esta y próximas publicaciones. Hoy repasaré 5 creencias falsas sobre la lectura y los libros.

1. Los niñ@s deben aprender a leer en la etapa de Educación Infantil.

¡Error! En la etapa de Infantil se le hace un acercamiento y sensibilización a la lectoescritura. Los niños aprenden a leer según su desarrollo madurativo. Hay niños que a los 4 años ya empiezan a leer pero otros no lo hacen hasta los 6 años. Y nunca debemos forzarlos, sino acompañarlos en dicha evolución. Aprender a leer no aparece formalmente como un objetivo educativo hasta primero y segundo de Primaria.

2. No me gusta leer.

¡Error! A todos nos gusta leer, pero no a todos nos gusta leer lo mismo ni de la misma forma. Debemos encontrar qué es lo que nos gusta para poder disfrutar de la lectura. Puede que no te gusten las narraciones y prefieras los cómics o novelas gráficas. También puede ocurrir que el problema no sea el formato sino la temática. Puede que prefieras el terror a la novela de aventuras o la ciencia ficción frente a la novela histórica. Quizás tu punto de enganche sea la novela erótica o los thrillers. O puede ser que sólo te guste leer sobre fútbol: biografías de grandes jugadores, entrevistas a entrenadores, artículos sobre diferentes jugadas… o leer chistes. Sea cual sea, encuéntralo y aprovéchate. Hay todo un mundo por descubrir.

3. A mi hij@ no le gusta leer.

¡Error! Este caso es diferente, cuando un niño no muestra interés por la lectura es porque no se les ha motivado lo suficiente. Los niños aprenden por imitación e interacción con su entorno. Tienen que ver a personas de su entorno leyendo de forma habitual y tienen que participar de la lectura. Al igual que nos piden jugar con ellos todos los día y finalmente aprenden a jugar solos, de la misma forma leer juntos de forma divertida le ayudará a disfrutar de la lectura solos.

4. El libro electrónico es mejor que el libro en papel.

¡Error! Greenpeace responde a este mito afirmando que, si bien se ahorra en papel, los desechos electrónicos en los que se convierte y las sustancias tóxicas con las que se fabrica resultan una amenaza para el medioambiente y nuestra salud. Además, ¿conoces el síndrome de la pantalla de visualización (SPV)? Aquí 👈 os dejo la web donde lo explican muy clarito. Utilizar el libro electrónico así como cualquier aparato de pantalla durante demasiado tiempo es perjudicial para nuestra vista.

5. Yo no tengo tiempo para leer.

¡Error! Para leer sólo necesitas ganas y tener el libro a mano. Como ya expliqué en la publicación anterior ‘microhábitos‘ 👈, no hace falta estar horas leyendo, puedes leer durante cortos periodos de tiempo (de 3 a 5 minutos al día es mi microhábito). Y tener el libro o los libros cerca te ayudará a aprovechar esos minutos en blanco que aparecen en el día: los minutos que esperas en la parada del tren/bus, los minutos que tarda la comida en calentarse, los minutos que esperas a que llegue una visita, los minutos que estás en el baño (je, je, ¡cuánta literatura se cultiva en el baño!), etc.

Leer cultiva nuestra mente. Es una afición con múltiples beneficios para nuestro cerebro y nuestros bienestar. Dejemos de poner excusas. En este mes de abril, vuelve a la lectura. 📖

Recomendaciones de actividad física según tu edad.

Ya ha llegado la primavera, el buen tiempo, se acerca la Semana Santa y la gente ya se empieza a preocupar de lucir tipín. Comienza la operación bikini para muchos y los gimnasios hacen buena cuenta de ello. No obstante, como todo el mundo sabe aunque no lo haga, mantenernos sanos y con una buena condición física debería ser una prioridad constante durante todo el año. Ganaremos salud y calidad de vida. Así que para el que no quiera matarse en el gimnasio pero le interese hacer un mínimo por mantenerse activo os propongo las siguientes recomendaciones:

Niños menores de 5 años que ya andan: al menos 180 minutos al día de actividad de cualquier intensidad (juegos motrices básicos como correr, saltar, trepar, lanzar…) en diferentes lugares (casa, piscina, parque, campo…). A partir de los 2 años el tiempo frente a las pantallas debe ser menor de 1 hora al día. Limitar el tiempo que pasan sentados y atados en sillas o carros cuando estén despiertos a menos de 1 hora seguida.

Niños de 5 a 17 años: Al menos 60 minutos al día de actividad moderada o vigorosa. Incluir actividades que fortalezcan las músculos y la masa ósea al menos 3 días a la semana. Limitar el tiempo frente a pantallas por motivos de ocio a menos de 2 horas al día. Fomentar actividades al aire libre, reducir los tiempos de sedentarismo y favorecer el transporte activo (aquel en el que se gasta energía como andando o en bicicleta).

Adultos: Al menos 150 minutos de actividad moderada a la semana o 75 minutos de actividad vigorosa a la semana, o una combinación de ambas. Se puede conseguir sumando periodos de 10 minutos como mínimo. Dedicar 2 días a la semana a actividades para fortalecer la musculatura, la masa ósea y la flexibilidad. Mayores de 65 años, 3 días a la semana actividades para mejorar la musculatura y el equilibrio. Limitar el tiempo prolongado ante pantallas. Evitar pasar tiempos prolongados sentado, haciendo descansos activos cada hora o dos horas de sesiones cortas de estiramientos o dar un breve paseo.

Estas recomendaciones están recogidas en el documento: ‘Actividad física para la salud y reducción del sedentarismo.’ Publicado en 2015 por el Ministerio de Salud, Servicios Sociales e Igualdad, Educación, Cultura y Deporte. Puedes acceder al documento completo aquí 👈.

Es un documento elaborado por profesionales de todos los sectores que debería leer cualquiera que se preocupe por su salud y la de su familia.  Seguro que si lo adaptamos a nuestra gustos y aficiones, no es tan difícil llegar a esos mínimos y fomentar la realización de actividad física de forma regular en niños y jóvenes. Además, me parece muy interesante que incluyan el tiempo ante las pantallas (televisión, móvil, videoconsola, ordenador, etc.) como tiempo sedentario, pues es tiempo en el que gastas poca energía (ya estés sentado o de pie).

Por otra parte, añado que las mujeres embarazadas también deberían llevar a cabo los 150 minutos semanales recomendados, siempre que las asesoren los profesionales adecuados. De hecho, la academia OWA (Only Woman Academy, centro de formación y entrenamiento de la mujer para las diferentes etapas de su vida) ha lanzado en su perfil de Instagram un reto llamado #retowa #embarazo150 para fomentar la actividad física entre las embarazas, lo cuál tiene múltiples beneficios no sólo para la madre sino para el feto también. Si queréis más información pasaos por su web.

Grandes metas, pequeños cambios.

¿Cuántas veces te han dicho ‘tú sol@ no vas a cambiar las cosas’? A mí muchas. Y de esta forma, con una sola frase, la pequeña iniciativa de una persona con ilusión se va al traste. No es culpa de la persona que te lo dice. Eres tú mismo el que te boicoteas. Pero, hoy en día, gracias a las redes sociales, se forman comunidades de personas con las mismas inquietudes y pasiones. Da igual si están cerca o lejos, con internet estamos sólo a unas teclas de distancia. Y estas comunidades virtuales sirven para animarse, inspirar, aprender y apoyarse para conseguir un objetivo común.

Una gran meta que me propuse hace unos años fue reducir el daño que causamos al medioambiente. Es un objetivo enorme, y para una sola persona imposible, pero con pequeñas aportaciones podemos, entre todos, conseguir grandes logros.

Hoy voy a compartir 5 pequeñas rutinas, buenas, bonitas y baratas, para llevar una vida más respetuosa con el medioambiente.

1. Recicla (un básico). Utiliza varios cubos para separar la basura y tíralos en el contenedor correspondiente.

2. Ahorra agua (otro básico). Abre el grifo sólo cuando sea necesario. Recoge el agua de la ducha o baño con cubos y utilízala para regar o en lugar del agua de la cisterna.

3. Compra a granel (si se puede) y utiliza tus propias bolsas reutilizables, ya sean de plástico, tela o papel.

4. Dona tu ropa a miembros de tu familia. Esto se hace mucho con los niños pero dejamos de hacerlo de adultos. Con los niños aprovechamos la ropa de los hermanos o los primos que les haya quedado pequeña. Los adultos deberíamos hacer lo mismo, y donar a nuestros familiares la ropa que ya no queramos o no nos quede bien. De esta forma le damos una vida más larga a las prendas.

5. Reutiliza los envases (de plástico o de cristal). Internet está lleno de ideas para reutilizar materiales y objetos. Puedes usar botes de cristal como jarrones, como lapiceros, como especieros… puedes usar envases de plástico como tapperwares, como caja de almacenamiento, como macetas, como instrumentos musicales…

Por último, dando un paso más allá, estas son 5 rutinas, buenas, bonitas pero no baratas, que también contribuyen a reducir el impacto sobre el planeta.

1. Compra comida y productos ecológicos y de cercanía. Reduciendo así la utilización de productos tóxicos y de combustible del transporte. Por no decir que ganarás en salud.

2. Utiliza botellas reutilizables. Disminuyendo la cantidad de plástico que generamos.

3. Utiliza materiales naturales, como la madera o el corcho, en vez de plástico, por ejemplo, en utensilios de cocina o juguetes.

4. Compra ropa y accesorios sólo cuando sea necesario, y si es de segunda mano mejor. Ahorraremos dinero y le daremos una segunda vida a dichas prendas.

5. Cambia las bombillas de tu casa por luces LED, pues consumen muy poco y son de larga duración.

Podría seguir y la lista sería interminable. Como veis, con pequeños cambios podemos conseguir mucho, sea cual sea tu objetivo. ¿Qué haces tú para cuidar el medioambiente? ¿Se te ocurren otras pequeñas aportaciones que marquen la diferencia? Este es uno de mis objetivos, ¿qué gran objetivo quieres alcanzar tú? ¿qué pequeñas cosas puedes cambiar para conseguirlo?

No es más limpio el que más limpia…

… sino el que menos ensucia.

Como algunos sabéis, estoy leyendo en libro ‘Dieta y Cáncer‘ de Julio Basulto y Juanjo Cáceres. Libro que recomiendo a todos por su fácil lectura y la claridad con la que explica cómo puede la alimentación ayudar a prevenir el cáncer y/o a paliar los efectos secundarios de un tratamiento oncológico. Y uno de los grandes mensajes del libro es que nos hace más daño un mal hábito que nos beneficia uno bueno. El impacto de una mala conducta es mayor que la de una buena. Por este motivo, obtenemos mejores resultados cuando evitamos comer ciertos alimentos que no son saludables que cuando incorporamos buenos alimentos a nuestra dieta. ¡Cuidado! No quiere decir esto que no debamos comer sano, al contrario, el libro promueve una alimentación basada en alimentos naturales, sobretodo fruta, verduras, legumbres y hortalizas. Lo que quiere decir es que nuestro cuerpo va a agradecer más que le libres de agentes perjudiciales que de comer alimentos beneficiosos. Por ejemplo, supongamos que una persona merienda cada día un pastel de chocolate. Será mejor eliminar ese pastel diario que seguir tomándolo y a media mañana comer unas nueces, que son muy sanas. El beneficio de las nueces no equilibra el daño del pastel de chocolate. O seguro que conoces a algún fumador/@ que vaya al gimnasio. Dejar de fumar será una medida más efectiva para mejorar su forma física que ir al gimnasio más veces a la semana. Por tanto, mejor centrarnos en eliminar lo malo que en mejorar lo bueno.

Con el cuidado al medioambiente pasa lo mismo. Por mucho que reciclemos (que debería hacerlo todo el mundo), el planeta se conservará mejor si nos centramos en reducir la cantidad de basura que generamos que si tiene que gestionarla en vertederos, plantas de reciclaje o fábricas. Recordad que en la frase «Reducir, reutilizar y reciclar«, reducir va en primer lugar. De ahí que haya muchas iniciativas y movimientos ‘zero waste’ o zero desperdicio. Esta filosofía de vida se basa en producir la mínima basura posible en tu día a día,y así ensuciar menos nuestro entorno. Os dejo varios enlaces sobre ‘zero waste’ por si os interesa. ¡Hay gente que es capaz de meter toda la basura de un año en un bote! ¡Impresionante!

¿Qué es Zero Waste?

Tienda online «Zero waste»

Buscador de tiendas físicas «Zero Waste»

Ya sabéis ‘No es más limpio el que más limpia, sino el que menos ensucia’. Ya sea sobre nuestro cuerpo o nuestro planeta, seguro que se te ocurre algún hábito o comportamiento negativo que podrías cambiar.

Los niños y las nuevas tecnologías, dispositivos de pantalla.

Mi bebé de un año no usa pantallas. No ve la televisión, ni le enseñamos la tablet ni el móvil y, bajo ningún concepto, se lo damos. ¿Por qué? Porque es perjudicial para su desarrollo.

La Asociación Americana de Pediatría no recomienda el uso de tecnología de pantalla hasta los 24 meses de edad. Y a partir de esa edad, siempre programas o aplicaciones con valor educativo y acompañados de un adulto que les ayude a entender lo que están viendo, al menos hasta los 5 años. Las móviles y tabletas no son niñeras para cuidar y calmar a nuestros hijos, eso debemos hacerlo los padres.

Los bebés desarrollan habilidades cognitivas, comunicativas, sociales, motrices… gracias a la exploración con sus manos y la interacción con sus padres y/o cuidadores, no con pantallas. Ya que nos adaptamos al ritmo y las necesidades del niño. Además se relaciona la exposición durante estas edades a programas o juegos de ritmo rápido con dificultades para la concentración, el cerebro de un bebé no está lo suficientemente desarrollado para asimilar tanta información a tal velocidad.

La exposición excesiva a pantallas en el hogar reduce el tiempo de comunicación y de juego entre padres e hijos. Lo cual va en detrimento de la relación entre ambos, pudiendo crear conflictos en un futuro. Tampoco debemos olvidar que el tiempo ante pantallas se pasa, habitualmente, sentado y sin apenas movimiento. Este sedentarismo perjudica el desarrollo motriz del bebé, y se relaciona con una función ejecutiva más pobre. De hecho, tengo compañeras que ya evidencian alumnos en la etapa de educación infantil con dificultades para manipular objetos pequeños, como los lápices.

A partir de los 5 años, somos los padres los que debemos enseñar a nuestros hijos a utilizar las tecnologías como una herramienta, y crear una relación sana. Evitando que el uso de la tecnologías sustituya otros hábitos saludables como hacer ejercicio o tener una buena vida social. ¿Cómo? Estableciendo límites de tiempo (se recomienda máximo una hora al día, y estableciendo momentos libre de tecnologías, como por ejemplo la hora de las comidas), de calidad (siempre contenidos con valor y fomentando el diálogo sobre la buena educación en la red) y de espacio (establecer lugares en el hogar libre de tecnologías, como el dormitorio por ejemplo). En la página web de la Asociación Americana de Pediatría podemos encontrar una herramienta para crear un Plan de Consumo familiar adaptado a las necesidad de cada familia. Sólo tenéis que ir contestando a las preguntas y, al finalizar, descargar un pdf con tu plan a medida. Dicho plan puedes imprimirlo y ponerlo en algún sitio visible de la casa. Aquí os dejo el enlace AAP MEDIA PLAN.

Para terminar, remito a declaraciones del neuropsicólogo Álvaro Bilbao, autor del libro «El cerebro del niño explicado a los padres», que explica que la interacción de los niños con los dispositivos de pantalla genera en el cerebro pequeñas descargas de dopamina, un neurotransmisor que está muy relacionado con las adicciones. De ahí que muchos niños se enfaden mucho cuando les quitan o les privan del móvil o la televisión. Es una de las responsables de la dependencia a la tecnología que tenemos hoy en día. Y para evitar este enganche, es necesario establecer normas claras en cuanto al uso de estos aparatos y sobretodo mucha comunicación.

Microhábitos

El hombre es un animal de costumbres‘ dijo el escritor Charles Dickens. No podemos negar que tenemos adquiridos unos hábitos (buenos y/o malos) y nos cuesta sudor y lágrimas cambiarlos.

Un hábito no es más que una acción que se realiza de la misma manera o de forma similar una y otra vez. Se repite tantas veces que nuestro cuerpo y nuestra mente lo interioriza. Los hábitos pueden ser buenos para nosotros mismos, como por ejemplo cepillarte los dientes después de cada comida, o perjudiciales, por ejemplo fumar.

Usando los términos del autor Israel García, a partir de ahora llamaremos a los hábitos que son realmente beneficiosos para ti y para cumplir tus objetivos ‘SUPER HÁBITOS‘. Por ejemplo salir a correr puede ser un súper hábito para ti, otros pueden ser ordenar tu escritorio, meditar o simplemente hacer un buen desayuno por la mañana. Los súper hábitos son estas rutinas que sabes que son necesarias para mejorar. Y precisamente son las más difíciles de mantener. Por falta de motivación, de tiempo, de fuerza de voluntad, de organización… o por lo que sea acabamos volviendo a los antiguos hábitos (que son los que hemos repetido desde hace años y hacemos de forma automática).

Y aquí es donde los ‘MICRO HÁBITOS‘ pueden marcar la diferencia. Los micro hábitos no son más que súper hábitos que se pueden realizar en poco tiempo, de 3 a 7 minutos. Realizar cualquier actividad durante ese periodo corto de tiempo es más fácil de conseguir y de mantener en el tiempo. De modo que resulta más fácil repetirlo hasta que se convierta en un súper hábito. Estar una hora corriendo es más difícil que correr durante 3 minutos. Leer durante media hora cada día es más improbable de conseguir que leer 5 minutos. Quizás parezca que no merece la pena dedicar tan poco tiempo, pero es mejor un poco cada día que mucho una sola vez.

Ya no podemos usar la típica excusa de ‘no tengo tiempo’. ¿Quién no tiene 5 minutos al día? Mi micro hábito es la lectura, que desde que nació el bebé está bastante parada. Así que he empezado con mis 3 minutitos de lectura diaria. Y a vosotros ¿se os ha venido a la cabeza algún hábito que queráis cambiar o implementar?

5 caprichos rápidos que puedes darte por San Valentín

Si eres madre/padre, adict@ al trabajo o vives a una velocidad de vértigo, estos son 5 propuestas que pueden alegrarte el día (sea San Valentín o no). No te tomarán mucho tiempo y te sacarán una sonrisa. 😉

    Despierta con música. Prepara la noche anterior una canción que te guste o una lista de reproducción que te anime. Puedes usarla como despertador o darle al play en cuanto te levantes. Elige tu música preferida, los éxitos del momento o, mi preferida, esa lista de canciones que te hace coger el cepillo y ponértelo de micrófono para cantar en el baño. En Spotify hay muchas listas, por ejemplo ‘happy songs’ o ‘cantando bajo la ducha’.
    Regálate flores. Compra un bonito ramo de flores que llene tu casa o tu oficina de olor y color. La cadena ‘ínter flora’ hace repartos a domicilio. Así que puedes hacerlo sin salir de casa.
    Llama a alguien que hace tiempo que no ves y poneos al día. Seguro que surge alguna idea o plan divertido. Además, le darás una alegría.
    Date un baño relajante. Prepara tu cuarto de baño con unas velas aromáticas, pon música suave, mete una bomba de baño en el agua caliente y disfruta de unos minutos de serenidad. Si el tiempo no te da para un baño, date una ducha incluyendo un buen exfoliante y aplicándote una crema o aceite corporal que huela increíble.
    Ve a desayunar o a tomar café a ese lugar en tu ciudad que tiene algo especial, por ejemplo te hace dibujos con la crema del café, hace los mejores capuchinos, tiene la oferta más amplia de tés e infusiones o simplemente tiene las mejores vistas de la cuidad.

No tienes excusa, ¡quiérete, corazón! ❤️

La alimentación es la mejor medicina.

¡Cuánto dinero nos gastamos al año en medicamentos! Usamos medicamentos para aliviar el dolor y la inflamación, para relajarnos, para dormir mejor… Estos medicamentos son química pura y la mayoría de la población no sabe qué componentes lleva lo que se está tomando ni las contraindicaciones que puede tener (porque el apartado de efectos adversos del prospecto nos lo saltamos).

Muchas de las dolencias que nos llevan a tomar medicamentos podrían desaparecer con unos buenos hábitos alimenticios. Las propiedades de los alimentos cuidarán de forma natural los órganos de nuestro cuerpo, previniendo la aparición de algunas enfermedades o molestias. Y cuando hablo de alimentos, me refiero a alimentos saludables, naturales, materias primas, no a alimentos preparados o procesados. Cuanto más procesado esté un alimento, más propiedades naturales ha perdido en el camino.

Llevar una alimentación saludable, llena de alimentos naturales o materias primas, evitará que llenemos nuestros órganos y nuestra sangre con elementos químicos, algunos incluso tóxicos, que puedan perjudicar a  nuestro cuerpo. No se trata de perder peso (que es una consecuencia directa de comer saludable) sino de cuidar nuestro estómago, nuestro tránsito intestinal, nuestro flora bacteriana, nuestro hígado, nuestra sangre, etc.

Por eso es mucho mejor invertir el dinero en alimentos de calidad, naturales, de procedencia cercana, ecológicas y/o de producción local. Si invirtiésemos en nuestra alimentación mejoraría mucho nuestra calidad de vida. Al fin y al cabo, aunque estos alimentos puedan ser más caros (no todos), es dinero que te estarás ahorrando en futuras pastillas, cápsulas, jarabes, protectores de estómago, inyecciones, rehabilitación…

Empecemos por comer más frutas y verduras diariamente, incluyendo infusiones. Sólo con esto estamos dando un gran paso. Parece sencillo pero para muchos no lo es. También podemos intentar encontrar vendedores locales para comprar dichas frutas,  verduras, huevos o incluso carne de pollo, de pavo, de ternera o cerdo. Dependiendo de la zona donde vivas será más fácil encontrar de un tipo o de otro, pero de una cosa estoy segura. Esos alimentos contendrán muchos menos químicos (por ejemplo pesticidas) que los que provienen de grandes extensiones de cultivo o de empresas con enormes granjas de engorde.

Os recomiendo, si os interesa llevar una alimentación saludable para cuidar tu salud, que sigáis el trabajo de profesionales que os pueden ayudar e inspirar en este proceso.

El dietista y nutricionista Aitor Sánchez a través de sus redes sociales, apariciones en televisión y radio, su blog y sus libros propone una alimentación llena de materias prima y desmitifica muchas creencias que tenemos muy arraigadas sobre ciertos alimentos o hábitos alimentarios.

Mi dieta cojea

Twitter de Aitor Sánchez

Instagram de Aitor Sánchez

Nutrición en rtve

Canal del Youtube de Aitor Sánchez

El cocinero Juan Llorca trabaja en un colegio infantil en Valencia, y también a través de sus redes sociales, sus talleres y sus ebooks nos acerca a una cocina tradicional y transgresora al mismo tiempo, llena de frutas y verduras, recetas para niños y mayores. Promueve la alimentación saludable en las escuelas.

Juan LLorca

Instagram de Juan Llorca

Canal de youtube de Juan Llorca

Y el dietista y nutricionista Carlos Ríos ha creado todo un movimiento a favor de la «comida real», fomentando la comida casera y desterrando los alimentos procesados o precocinados.

Real Fooding

Twitter de Carlos Ríos

Instagram de Carlos Ríos

Canal de youtube de Carlos Ríos

No hay excusa, tenemos toda la información a un clic de distancia. ¡Vamos a por ello! Por nosotros y nuestra salud.

Cuídate

Cuando empezó Septiembre y la vuelta a la normalidad muchos de nosotros intentamos mejorar nuestros hábitos, crear nuevas rutinas que mejoren nuestra vida. Otros tenemos tantas cosas por hacer (la vuelta al cole, al trabajo, limpieza general, cuidar al bebé, etc.) que ni se nos ha pasado por la cabeza incluir más actividades a la interminable lista de tareas que tenemos pendientes.

Sea cual sea nuestro caso, sacar un tiempo al día para ti es crucial para tu bienestar, no sólo físico (si es lo que te preocupa) sino mental. Sobretodo mental. Si tu cabeza no desconecta ni descansa aunque sea durante unos minutos de todo aquello que le preocupa o bombardea, tu rendimiento y tu fortaleza se debilitarán poco a poco. Al final, el día que menos lo esperes, explotarás y tu onda expansiva alcanzará a todos los que te rodean. O en el caso contrario, te irás apagando poco a poco y albergarás mucha tristeza en tu interior. Dedicarte un tiempo a tí misma es sano y recomendable para todas las personas ya sean niños, jóvenes, adultos, ancianos, hombres o mujeres.

A veces es muy fácil decirlo pero no tanto hacerlo. Lo sé por experiencia propia. Así que, aunque sigo mejorando cada día, voy a daros algunos consejos que, si ponéis en práctica, pueden ser útiles para establecer un tiempo para tí cada día.

  • Marcarse objetivos realistas. Busca actividades que te motiven y que te apasionen, pero sé realista y ten en cuenta tu entorno y tus posibilidades. Si no hay playa en tu ciudad no te plantees ir a clases de surf. Empieza por actividades sencillas y básicas. Si quieres rebajar el estrés puedes salir a caminar, escuchar música, colorear, coser, meditar, escribir, leer, practicar yoga, etc. Si deseas mejorar tu condición física comienza por rutinas para principiantes, cardio suave, salir en bicicleta, pilates… Si necesitas algo que rompa con tu dinámica del día a día busca clases de baile, de artes marciales, boxeo, defensa personal o deportes como el baloncesto, tenis, fútbol, atletismo, etc. Si tu intención es más intelectual podría ser aprender o mejorar un idioma, a tocar un instrumento musical,  leer o hacer cursos sobre lo que te interese (moda, manualidades, mindfulness, jardinería, pintura…) Y si, simplemente, quieres no hacer nada de nada también vale. Darse un baño relajante, ponerse una mascarilla, tirarse en el sofá a ver tu serie favorita o ir a la peluquería.
  • Controlar el tiempo. Evalúa cuanto tiempo tienes disponible para tí. Quizás sólo sean 20 minutos al día. Quizás haya días que sea imposible sacar tiempo. No pasa nada, lo importante es ser consciente de lo que tienes para poder organizarte. Si al final descubres que sólo puedes tener 1 hora los jueves, pues aprovecha esa hora para mimarte y no la dejes escapar.
  • Pedir ayuda. Si es muy complicado tener tiempo por tí misma, pide ayuda a tus seres queridos. Explícales que necesitas tiempo para desconectar. Quizás puedas delegar alguna tarea y liberarte un poco. Por ejemplo: pídele a tu hermana que saque al perro por las tardes o a tu pareja que lleve y recoja a los niños de las actividades extraescolares. Así conseguirás liberarte de 20, 30 minutos o una hora.
  • Establecer un horario. Trata de fijar ese ratito para tí siempre el mismo día y/o a la misma hora. Debemos ser flexibles pero trata de evitar que simplemente sea cuando se pueda, o cuando surja, porque nunca va a ser un buen momento si tú no lo deseas así y lo haces posible.
  • Y por último pero no menos importante, apuntarlo en tu calendario o agenda del móvil y que te salte la alarma o notificación unos minutos antes. Parece una tontería pero de esta forma no se pasará ni una ni se te olvidará.

Espero que estos consejos que a mí me están sirviendo os ayuden en vuestros buenos propósitos. No hay excusas.  Hazlo posible.