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¿Quién nos enseña a ser padres?

La respuesta rápida y sencilla es: ‘nuestros padres‘. Aprendemos de quienes ya tienen la experiencia y la comparten con nosotros, con amor y entrega. Otra respuesta sería: ‘nuestro instinto‘. Nuestra parte animal mamífera sale a relucir en el momento de la maternidad (desde el embarazo) y paternidad. Esa parte que busca la perpetuidad de la especie automáticamente te hace querer proteger a tu bebé.

Y así ha sido siempre. La crianza de un hijo se ha realizado en comunidad, transmitiendo oralmente conocimientos de generación en generación a través de nuestras madres y nuestras abuelas, que a su vez aprendieron de sus madres y sus abuelas, que se guiaban por sus instintos más primarios.

Sin embargo, hoy en día las familias son núcleos más pequeños y, gracias a las nuevas tecnologías y la educación, tenemos a nuestro alcance gran cantidad de información. Por eso nos podemos ver desbordados a la hora de elegir un camino u otro para la crianza y educación de nuestros hijos. La vida, la historia y la ciencia nos demuestra cada día que no sabemos nada. Cada año hay nuevos descubrimientos o salen a la luz nuevos estudios que echan por tierra años de técnicas y métodos hasta entonces perfectamente válidos e instaurados en la vida de cualquier persona. Y no me refiero solo a la crianza de los hijos, sino a cualquier ámbito. Hace años poco se sabía, por ejemplo, de las repercusiones para la salud de un fumador pasivo o que el consumo de azúcar está íntimamente relacionado con la diabetes. Por eso, otra clave para aprender a ser padres es ‘la formación‘.  Los padres de hoy deberíamos informarnos y formarnos en relación a la salud, alimentación y educación de nuestros hijos.

¿Cómo?

Leyendo libros, noticias, revistas, escuchando podcasts, preguntando a profesionales, haciendo cursos, acudiendo a escuelas de padres, asistiendo a talleres o charlas…

Si sólo aprendemos lo que nos enseñan nuestros padres podemos quedar desactualizados, repitiendo sus mismos errores. Si sólo nos fiamos de nuestro instinto deberíamos ser buenos conocedores de la materia para tomar buenas decisiones. Y si sólo aprendemos de los libros probablemente estemos pasando por alto el contexto social y personal. Pues hay libros que están escritos por autores extranjeros que reflejan muy bien la cultura de su país, pero quizás no se ajuste igual a nuestras rutinas, clima o cultura. Por ejemplo, si estás buscando recetas para la alimentación de tu bebé busca autores o apps de tu país que propongan recetas con ingredientes fáciles de encontrar en cualquier supermercado de tu ciudad.

En definitiva, la receta mágica es una mezcla de las tres: nuestros padres, nuestro instinto y nuestra formación. Estos tres ingredientes son la clave para aprender a ser padres, aunque, por supuesto, será tu propio bebé el que vaya marcando el ritmo. Hay mucho ensayo-error en esto de ser padres, pero cuanto menos dejemos a la suerte, mejor. Hay que estar preparado para todo.

Mi vida sin trabajar, un año de excedencia.

Muchos piensan que no trabajar después de convertirte en madre debe ser muy cómodo. Y realmente tiene muchas ventajas, hoy por hoy creo que pedirme una excedencia en mi trabajo para cuidar de mi bebé ha sido la mejor decisión que hemos tomado como familia. Pero también tiene sus inconvenientes. Para abandonar tu vida laboral y dedicarte sólo a la parte familiar hay que estar económica y mentalmente preparada. Ser madre es un trabajo a jornada completa, cargado de horas extras mal pagadas y sin día ni momento de descanso.

Para empezar lo ideal es planificarlo y tener cierto dinero ahorrado para usar durante el tiempo que estés sin trabajar. Ajustarse al nuevo presupuesto implica recortar en gastos y maximizar los recursos que tengas a tu alcance. Un ejemplo sencillo es comer en restaurantes con menos frecuencia y cocinar más en casa, o aceptar más tappers con comida de tu madre 😉. Otro es comprar sólo lo necesario y aprovechar más lo que ya tienes, y esto es aplicable a ropa, complementos, decoración, juguetes, libros, maquillaje… He de decir que, después de tener un bebé, la vida social que tenías antes cae de un plumazo y los eventos sociales a los que acudir se reducen, por tanto también se reducen los gastos que conllevan. Por ejemplo, toda actividad que se haga por la noche yo me la ahorro, porque prefiero que mi bebé mantenga su rutina de la noche.

  • Por otra parte, a nivel físico tu cuerpo sufre, trabajes o no trabajes. Tras un episodio tan intenso como el parto, el cuerpo necesita tiempo para recuperarse y regularse. A esto le añadimos el cargar, coger y portear casi a cada momento el peso de tu bebé 👶🏼. Y, además, no descansar bien, despertarse varias veces en la noche, dormir pocas horas…. Mi consejo siempre es ‘cuídate durante el embarazo y después del parto, entrena y cuida el suelo pélvico. Observa y corrige la postura. Una buena alimentación es primordial también. Y al menor índice de dolor o molestia, acude a un profesional.’ Yo tardé 3 o 4 meses en acudir al traumatólogo y, en consecuencia, fueron casi dos meses de rehabilitación.
  • Finalmente, la parte psicológica es la más complicada de gestionar. Tu ‘yo mamá’ va a ocupar todo tu tiempo, quedando el resto de tu identidad relegada a un recuerdo, al menos durante estos primeros meses de vida del bebé. Es inevitable echar de menos tú ‘yo trabajadora’, ‘yo de fiesta’, ‘yo de perezosa tirada en el sofá ‘… Todas esas partes de la identidad volverán con el tiempo, sólo hay que tener paciencia. Cada etapa requiere unos sacrificios pero la recompensa vale la pena.
  • Además las mujeres de hoy en día no hemos sido educadas para depender económicamente de un hombre sino para ser autónomas y autosuficientes, y hay momentos en los que te sientes cohibida por usar ‘su’ dinero. Aunque sabes que es dinero de los dos, para el uso familiar, a veces te salta el automático.
  • Un sentimiento muy recurrente durante este año ha sido el de sentirme inútil. Inútil por no poder tener la casa cuidada, limpia y ordenada. Inútil porque sentía que mi deber era tener la casa perfecta, ya que no estaba trabajando. Y ahí debo darle las gracias a mi marido por repetirme una y otra vez que no soy ama de casa, que he dejado de trabajar para ser mamá y si da tiempo de hacer algo de la casa bien, pero sino también. Lo más importante es cuidar y criar a nuestro bebé. Y eso hago. Y de tanto repetírmelo ya no me agobio tanto.

El principio de la maternidad es una etapa preciosa, llena de momentos inolvidables y emotivos, pero también es dura y compleja. Así que, queridas mamás, no estamos solas, con el apoyo de nuestros seres queridos y de otras mamás podremos con todo sin perder la cabeza en el intento.

Si alguna vez os habéis sentido así o habéis pasado por una etapa similar me encantaría conocer vuestra experiencia, dejadme un comentario y aprendamos juntos.

Los nuevos cuentos del peque (nuevas adquisiciones por el Día del Libro)

Para terminar este mes de los libros, os voy a enseñar los que le hemos comprado a nuestro bebé de un año. Con tanto evento y ferias del libro por todas partes han caído tres cuentos nuevos. Algunos ya los habéis visto en mi Instagram 👈 pero aquí os voy a comentar mis impresiones.

«El Pollo Pepe Quiere Jugar» (Editorial SM)

Este libro cuenta con ventaja porque mi bebé ya conoce al pollo Pepe, con lo cual ha sido su favorito desde que se lo contamos por primera vez. La historia es sencilla, el pollo Pepe no encuentra la pelota para poder jugar y la busca por varios lugares con ayuda de otros animales amigos.

Este libro está diseñado en cartón duro, muy resistente. Es de pequeño tamaño, por tanto el bebé puede pasar de página con facilidad. Las imágenes son sencillas y atractivas y el texto corto y repetitivo. Por tanto, el bebé lo memoriza rápido y anticipa lo que van a decir los personajes.

«Animales. 10 sonidos de animales» (Editorial Susaeta)

Este libro tiene como principal característica que, cuando pulsas el botón con la cara del animal correspondiente, suena el sonido de dicho animal. A mi bebé le encanta la música y es muy sensible a los sonidos, por tanto, le encanta. Es de mayor tamaño, por tanto es más difícil de manejar para él. No obstante es de cartón duro, muy resistente y las ilustraciones son muy bonitas y ricas en detalles, te da mucho juego para ampliar vocabulario y contar historias. El texto es sencillo, corto y con rima, lo que le da mucha musicalidad a la narración. Me gusta especialmente que haya animales de todo tipo: mascotas, animales de granja, animales domésticos, de la sabana africana y animales acuáticos.

Por último, pero no menos importante, el libro guante de ‘Los tres cerditos‘ (Editorial Edebé).

¡Qué decir de los tres cerditos! ¡Es uno de los clásicos favoritos de los niños! Y aunque es pronto para adentrar a mi bebé en el maravilloso mundo de los cuentos tradicionales, decidimos comprarle esta versión porque está diseñado en tela, así que el bebé puede manejarlo como quiera, e incluye las marionetas de dedos de los personajes. Las posibilidades son enormes no sólo para teatralizar el propio cuento sino para inventar historias nuevas.

Estoy encantada con los tres y mi bebé disfruta mucho con ellos, sentándose en nuestro regazo para que le contemos las historias una y otra vez 🥰. Y yo disfruto el doble viendo cómo ama los libros. Ojalá nunca pierda esas ganas de conocer historias y perderse entre libros.

Tipos de cuentos por edades.

¿Qué libro le compro a mi hijo? ¿Es muy pequeño para comprarle un cuento? Tengo que hacer un regalo a un niñ@, ¿qué libro me recomiendas? Estas son preguntas que nos hacemos mucho cuando hay niñ@s en nuestro entorno (sobretodo si son los primeros niñ@s que llegan a la familia), bien seas padre, familiar o amigo. Así que, siguiendo esta saga de publicaciones sobre lectura, voy a hacer un repaso de tipos de cuentos recomendados según las edades de los niñ@s.

  • De 0 a 2 años: para estas edades lo ideal son cuentos que estimulen sus sentidos. Libros que , no sólo se puedan mirar, sino también que se puedan coger y palpar bien, aplastar, tirar, chupar,  morder, escuchar e incluso oler. Deberán ser libros de tamaño pequeño para que ellos puedan manejarlos bien (abrir, cerrar, pasar de páginas, etc.). El material debe ser fuerte, como por ejemplo cartón, tela, goma EVA o plástico blando. Les suele gustar bastante que tengan diferentes texturas e incluso sonidos. Las imágenes deben ser sencillas y concretas. Son muy útiles los libros de palabras o frases simples (siempre relacionados con entorno del niñ@: sobre juguetes, artículos infantiles, mascotas, ropa…)  pues les ayuda a ampliar su vocabulario.
  • De 3 a 5 años: en la etapa prelectora aún los cuentos se leen en familia (pues el niñ@ no sabe leer todavía) así que se sigue buscando historias sencillas, relacionadas con las rutinas del niñ@ (comer, ir a dormir, jugar en el parque, bañarse, etc.). Los argumentos deben ser predecibles (les gusta adivinar qué va a pasar) y estimulantes, siempre con final feliz y justo. Como ellos escuchan el cuento, los elementos sonoros siguen siendo muy importantes. Les gustan los cuentos con rimas, repeticiones, con canciones, adivinanzas o simplemente con sonidos (música, animales, onomatopeyas…). A partir de estas edades las ilustraciones son más complejas, añadiendo detalles. Al final de esta etapa y principio de la siguiente son muy recomendables los cuentos tradicionales.
  • De 6 a 9 años: primeros lectores. A partir de este momento, las imágenes pierden importancia, ganando en riqueza el texto. Empezamos a ver cuentos con más texto e imágenes más pequeñas. Los argumentos son más complejos y detallados. Aparecen los primero libros divididos por capítulos. Las historias que suelen gustar en esta etapa son historias divertidas, con varios personajes (con diferentes puntos de vista) y con contrastes o giros sorprendentes. Pueden estar relacionado con el entorno del niñ@ (colegio, parque, deportes, playa…) o no. Comienzan a disfrutar de la fantasía y desarrollan mucho su imaginación. Así pueden disfrutar de cuentos sobre monstruos, extraterrestres, princesas y dragones, piratas, duendes, etc. Yo recomiendo empezar con cuentos en mayúsculas para pasar a cuentos en minúsculas cuando el niñ@ vaya adquiriendo una mayor destreza en la lectoescritura.
  • De 10 a 12 años: En esta etapa los niñ@s empiezan a interesarse por lo desconocido (el misterio, la magia, historias detectivescas…) pero, sobretodo, les interesan los temas de su entorno, historias de pandillas de amigos o héroes, con los que puedan identificarse o resuelva conflictos que sean cercanos al niñ@. Además, a estas edades comienzan a interesarles lecturas más especializadas como, por ejemplo, revistas, libros de deportes, enciclopedias de animales…
  • A partir de los 12 años: en este momento el niñ@ empieza a abandonar la literatura infantil para adentrarse en la literatura juvenil. Desde libros de ficción hasta novelas históricas. Es habitual que los niñ@s de estas edades les interesen libros que den respuestas a sus inquietudes sobre temas tabú en su entorno (amor, sexo, drogas, violencia…) Siguen prefiriendo las aventuras pero también pueden disfrutar de lecturas más profundas que hablen sobre sus sentimientos, como la poesía, con un lenguaje distinto y sugerente. Incluso apareciendo momentos dolorosos. Ya desaparecen casi por completo las imágenes que acompañan a los textos. Y lo que importa son los gustos individuales del niñ@.

Es importante saber que las edades son orientativas, pues cada niñ@ evoluciona a un ritmo diferente y desarrolla gustos distintos a través de las diferentes etapas. Hay niños que con 5 años ya leen perfectamente en mayúsculas y minúsculas, y otros que hasta los 7 años no consiguen ese nivel lector. Hay niños que no les interesa la fantasía para nada y otros que les apasiona. Debemos conocer los gustos del niñ@ para estimularlos hacia el gran abanico de posibilidades que brinda la literatura infantil y juvenil.

¡Hoy va por vosotros, papis!

La publicación de hoy la quiero dedicar a los papás. Los grandes olvidados, y perjudicados, en esto de ser padres. ‘Cria fama y échate a dormir’ dice el refranero español. Y los padres siempre han tenido fama de no saber ni cambiar un pañal, de no saber qué le pasa al bebé cuando llora, de no peinar bien a sus hijas o de no saber elegir la ropa correcta. Además, hasta hace poco apenas tenían unos días de permiso para conocer al bebé y conocerse ellos mismos como padres. Días que, tristemente, sólo servían para tramitar los papeles del nacimiento del bebé, el libro de familia y el propio permiso de paternidad.

Pues yo hoy quiero romper una lanza a favor de los papás. El modelo de padre de hoy en día ha cambiado, y hablo por experiencia propia. El padre del siglo XXI cambia pañales, cocina, canta nanas, peina mejor a l@s niñ@s que una misma y daría el pecho si pudiera. El padre actual lee sobre crianza, sabe dónde está guardada la ropa del bebé, qué talla usa, juega, llora y pasa tiempo con su hij@. También va al pediatra y se levanta por las noches cuando el/la niñ@ se despierta.

En la época de mi padre nadie enseñaba cómo ser un buen padre. Lo poco que sabían es lo que habían visto en su casa, que ,la mayoria de veces, era un padre distante y autoritario que llegaba tarde de trabajar, a lo justo para cenar, hablar un poco y dar un beso de buenas noches a sus hij@s. Este patrón, bastante cómodo por cierto, se repetía una y otra vez. Pero, afortunadamente, la relación padre-hij@ ha cambiado con el tiempo. La situación laboral de los padres ha cambiado, la edad media de los padres también y la educación recibida. Por tanto, nos encontramos padres que se involucran activamente en la crianza y educación de sus hij@s y que, realmente, hacen equipo, crean una tribu, en definitiva, forman una familia.

Mis felicitaciones a todos los superpapis, que están ahí al pie del cañón día tras día. Hoy es el día del padres y os merecéis un GRACIAS enorme por todo lo que hacéis.

Los niños y las nuevas tecnologías, dispositivos de pantalla.

Mi bebé de un año no usa pantallas. No ve la televisión, ni le enseñamos la tablet ni el móvil y, bajo ningún concepto, se lo damos. ¿Por qué? Porque es perjudicial para su desarrollo.

La Asociación Americana de Pediatría no recomienda el uso de tecnología de pantalla hasta los 24 meses de edad. Y a partir de esa edad, siempre programas o aplicaciones con valor educativo y acompañados de un adulto que les ayude a entender lo que están viendo, al menos hasta los 5 años. Las móviles y tabletas no son niñeras para cuidar y calmar a nuestros hijos, eso debemos hacerlo los padres.

Los bebés desarrollan habilidades cognitivas, comunicativas, sociales, motrices… gracias a la exploración con sus manos y la interacción con sus padres y/o cuidadores, no con pantallas. Ya que nos adaptamos al ritmo y las necesidades del niño. Además se relaciona la exposición durante estas edades a programas o juegos de ritmo rápido con dificultades para la concentración, el cerebro de un bebé no está lo suficientemente desarrollado para asimilar tanta información a tal velocidad.

La exposición excesiva a pantallas en el hogar reduce el tiempo de comunicación y de juego entre padres e hijos. Lo cual va en detrimento de la relación entre ambos, pudiendo crear conflictos en un futuro. Tampoco debemos olvidar que el tiempo ante pantallas se pasa, habitualmente, sentado y sin apenas movimiento. Este sedentarismo perjudica el desarrollo motriz del bebé, y se relaciona con una función ejecutiva más pobre. De hecho, tengo compañeras que ya evidencian alumnos en la etapa de educación infantil con dificultades para manipular objetos pequeños, como los lápices.

A partir de los 5 años, somos los padres los que debemos enseñar a nuestros hijos a utilizar las tecnologías como una herramienta, y crear una relación sana. Evitando que el uso de la tecnologías sustituya otros hábitos saludables como hacer ejercicio o tener una buena vida social. ¿Cómo? Estableciendo límites de tiempo (se recomienda máximo una hora al día, y estableciendo momentos libre de tecnologías, como por ejemplo la hora de las comidas), de calidad (siempre contenidos con valor y fomentando el diálogo sobre la buena educación en la red) y de espacio (establecer lugares en el hogar libre de tecnologías, como el dormitorio por ejemplo). En la página web de la Asociación Americana de Pediatría podemos encontrar una herramienta para crear un Plan de Consumo familiar adaptado a las necesidad de cada familia. Sólo tenéis que ir contestando a las preguntas y, al finalizar, descargar un pdf con tu plan a medida. Dicho plan puedes imprimirlo y ponerlo en algún sitio visible de la casa. Aquí os dejo el enlace AAP MEDIA PLAN.

Para terminar, remito a declaraciones del neuropsicólogo Álvaro Bilbao, autor del libro «El cerebro del niño explicado a los padres», que explica que la interacción de los niños con los dispositivos de pantalla genera en el cerebro pequeñas descargas de dopamina, un neurotransmisor que está muy relacionado con las adicciones. De ahí que muchos niños se enfaden mucho cuando les quitan o les privan del móvil o la televisión. Es una de las responsables de la dependencia a la tecnología que tenemos hoy en día. Y para evitar este enganche, es necesario establecer normas claras en cuanto al uso de estos aparatos y sobretodo mucha comunicación.

7 claves para educar a un niño en la igualdad.

Como madre de un niño varón, tengo una gran responsabilidad para con las mujeres de nuestra sociedad: educarlo para un futuro en el que celebrar el Día de la Mujer el 8 de marzo tenga cada vez menos sentido. Un futuro en el que la igualdad sea tan evidente que no haya que reivindicarla. Educar el hombre del mañana.

Plantar la semilla de la igualdad ahora, en sus primeros años de vida, le permitirá crecer con unos valores sólidos. Valores que no se tuerzan a través de los años, y que lo lleven a ser un hombre justo y respetuoso en el futuro. ¿Cómo? Aquí os dejo algunas propuestas.

  1. Juguetes. Elegir juguetes según las preferencias del niñ@ y su valor educativo en vez del género. Los niñ@s puede jugar con un coche, un carrito de bebé, una pelota o una escoba indistintamente.
  2. Disfraces y juegos. Al igual que con los juguetes los niños pueden disfrazarse y jugar a ser la persona o personaje que le apetezca, independientemente de su género. Una niña puede disfrazarse de Spiderman y un niño de Vaiana.
  3. Ropa. Vestir a nuestros hijos con variedad de colores y texturas desde que son bebés. Desterremos el rosa para las niñas y el azul para el niño. Hay muchos colores, ¡démosle un poco de alegría al armario!
  4. Lenguaje. Evitar frases como ‘los hombres no lloran’ o ‘eso no, que es de niñas’. También otras como ‘un hombre es más fuerte que una mujer’ o ‘es cosa de hombres’. Y, por supuesto, dejar de usar términos como ‘nenaza’, ‘mariquita’, ‘tierno’, ‘machorra’, etc.
  5. Grupos mixtos. Hacer siempre parejas y/o equipos sin diferenciar en género, así se acostumbrará a prestar atención a las cualidades de la persona más que en si es niño o niña, hombre o mujer.
  6. Educación. Por supuesto, una buena educación dentro de la casa familiar donde prime el diálogo, la corresponsabilidad en tareas del hogar y el respeto. Los niñ@s deben participar en la vida doméstica desde pequeños, según sus capacidades y no según su género, y ser un miembro activo en las dinámicas familiares. Todos deberíamos aprender a poner una lavadora y plancharnos la ropa, nunca sabemos cuándo nos puede hacer falta.
  7. Contacto físico. Nunca forzar el contacto físico con otras personas (excepto en casos de emergencia, claro), ni siquiera los besos a la abuela. Los niñ@s deben aprender que ellos son los dueños de su cuerpo y nadie debe invadir ese espacio sin su consentimiento. También aprenden así a respetar el cuerpo de los demás.

El camino no es fácil pero merecerá la pena si las nuevas generaciones no caen en hábitos anticuados e irrespetuosos, y las mujeres del futuro puedan ir por la calle sin que las aborden con frases inapropiadas, por ejemplo, o estar en una discoteca sin que le pellizquen en culo o conseguir unas condiciones laborales igualitarias.

¡Feliz 8 de Marzo a tod@s!

6 meses de Baby Led Weaning (alimentación complementaria autorregulada)

Para quien no conozca este nombre, el ‘Baby Led Weaning’ es un método de introducción de los alimentos que se basa en comer alimentos sólidos a demanda. La primera vez que oyes hablar del método te suena rarísimo, pero cuando ahondas un poco y conoces cómo aplicarlo y sus beneficios, el BLW (abreviatura de Baby Led Weaning) te engancha.

Aunque sigue siendo un gran desconocido para muchos, la AEPED (asociación española de pediatría) ya lo recomienda en su último informe sobre alimentación complementaria, en la página 15. Os dejo el enlace aquí 👈.

Es un método que se adapta al ritmo evolutivo del niño, es decir que un bebé puede empezar a comer con 6 meses pero otro quizás no empiece hasta los 8 meses. Es muy importante esperar a que el bebé muestre interés por la comida. Nunca debemos forzarlo a comer. Pues la intención es crear una buena relación entre el niñ@ y los alimentos, comer debe ser un momento agradable del día. De hecho mi hijo empezó a los 6 meses, pero a partir de los 8 observé un cambio importante.

Aplicando este método te olvidas de papillas, purés, batidora, termomix… ya que el niñ@ probará los alimentos en su forma original. Lo único que tenemos que hacer es adaptarle la dureza cociendo o hirviendo al vapor. Por ejemplo: patata cocida, manzana asada, calabacín a la plancha, pollo hervido… De esta forma el bebé comienza a reconocer el sabor de cada alimento. La verdad es que es muy cómodo.

Las cantidades que come las autorregula el propio niño, es decir que come lo que quiere según sus gustos y apetencia en ese momento. De hecho, mi hijo hay días que come casi nada y otros que come en todas las comidas del día. Pero puedo estar tranquila porque esto es alimentación complementaria, complementa su ingesta de leche (que debe ser su fuente principal de alimento durante, al menos, el primer año de vida). El BLW se compagina con la lactancia materna o leche de fórmula. De esta forma no existe el agobio que se produce cuando el niñ@ no come lo suficiente, pues está perfectamente nutrido y alimentado con la leche.

Debo reconocer que, tras 6 meses de aplicación del método, yo pensaba que mi bebé iba a comer más cantidad de sólidos y menos de leche. Pero, como he mencionado antes, hay que adaptarse al ritmo del niño así que sólo tengo que tener paciencia. Tal y como explica el doctor Carlos González en la conferencia sobre alimentación que os dejo aquí abajo, mi objetivo es a largo plazo: quiero que mi bebé aprenda a comer de forma autónoma todo tipo de alimentos. Y, según mi punto de vista, esta es la mejor forma de conseguirlo.

 

Un año sin televisión

Hace ya un año que decidimos evitar el uso de pantallas (televisión, tablet, móvil…) con nuestro bebé. Por tanto, como pasamos mucho tiempo con el pequeño de la casa, se ha reducido bastante nuestro uso de estos aparatos electrónicos. Y de todos ellos, en especial, hemos dejado de ver televisión. Ese aparato de gran tamaño que lleva compañando los hogares españoles desde la década de los 50.

¿Por qué la televisión? Los motivos son sencillos: por su tamaño y su falta de versatilidad. La televisión es demasiado grande para llevarla contigo a diferentes lugares. Es mucho más cómodo llevarte el móvil o la tablet. La televisión sirve para ver películas, programas, series y navegar por internet. Pero, hoy en día, un móvil, tablet u ordenador hace lo mismo además de otras muchas funciones (llamadas, videollamadas, radio, cámara de fotos, buscador, gps, navegador, etc.) Por tanto, en nuestra casa la televisión ha quedado desterrada a cuatro momentos puntuales en el último año. Y, después de un año, puedo decir que se trata de un aparato totalmente prescindible.

¿Cómo es un año sin tele? Mucho más productivo. El tiempo invertido en ver la televisión lo usas para otras cosas como jugar con tu hijo, charlar, trabajar, dormir, salir a pasear… Es tiempo de calidad para tí y para tu familia. Pones toda tu atención en lo que estás haciendo, en nuestro caso, en convivir con nuestro bebé. Además no tienes de fondo el bombardeo de sonidos y luces que desprende la pantalla. Por tanto, es más relajante, favorece la concentración y el descanso. Y si te gusta tener ruido de fondo, te recomiendo escuchar mucha música, de todos los estilos.

Al principio no es fácil, pues tenemos el automático puesto modo encender la tele en cuanto tenemos ocasión, pero poco a poco te acostumbras. Y comprendes que ese programa o serie no era tan importante. Vivimos en la era del streaming y plataformas como Netflix, Movistar, HBO, Vodafone y muchas otras te permiten ver lo que te gusta cuando quieras en diferentes plataformas. Así que si algo verdaderamente te gusta, te interesa y quieres verlo, puedes elegir el mejor momento para tí. Dejamos de ser esclavos de la televisión, de sus horarios, fechas, sus anuncios… En mi caso particular, hemos visto alguna película y capítulos de series cuando el pequeño ha estado durmiendo.

Y para quien piense que te pierdes muchas cosas sin televisión, se equivoca. Las noticias las puedes leer en el periódico, móvil o tablet. Casi todos los periódicos tienen ya formato digital. Con el cine y las series, ya lo he mencionado antes, tienes diferentes plataformas para verlas. Así que lo que me pierdo son programas de entretenimiento, de los cuales algunos son una auténtica pérdida de tiempo y no hacen más que atontar a las masas. Con lo cual no creo que ni yo ni mi familia nos estemos perdiendo gran cosa.

Cada casa es un mundo, se dice, y cuánto tiempo dedicas a ver televisión o el uso de aparatos electrónicos o cuánto tiempo dedicas a tu familia o a otros aspectos de tu vida es diferente en cada caso. Esta es mi experiencia e invito a cada uno a reflexionar sobre ello. ¿La televisión es importante en la vida familiar? ¿es un elemento que suma o resta a vuestra relación de familia? ¿la ves por inercia o porque realmente te interesa lo que se emite? ¿prefieres la televisión o las plataformas de televisión a la carta? ¿tus hijos hacen un buen uso de la televisión? ¿les beneficia lo que ven?

 

Pros y contras de la lactancia materna a demanda

La Organización Mundial de la Salud, la OMS, recomienda lactancia materna exclusiva los primeros 6 meses del vida del bebé y combinada con alimentación complementaria hasta los 2 años de edad.

La leche materna aporta todos los nutrientes necesarios para el recién nacido durante este tiempo, reduce el índice de mortalidad infantil, fortalece su sistema inmune, disminuye la posibilidad de desarrollar posteriormente obesidad y diabetes, incluso mejora el desarrollo cognitivo del bebé. En cuanto a la madre, previene la aparición de cáncer de ovario y de mama, entre otras enfermedades.

Todo esto lo puedes leer en la página web de la OMS. No obstante, a efectos prácticos y en base a mi experiencia, la lactancia materna conlleva muchas más ventajas y también inconvenientes.

Ventajas de la lactancia materna a demanda:

  1. Comodidad. Es muy cómodo no tener que estar preocupada cada día por biberones, limpia biberones, calienta biberones, tetinas, etc. En cualquier lugar y cualquier momento sólo hace falta la madre y su pecho.
  2. Ahorro. Evitas gastar mucho dinero en leche de fórmula, cereales y otros productos además de los mencionados en el apartado anterior.
  3. Conexión. Se crea un vínculo muy potente entre el bebé y su madre, pues el pecho no sólo lo alimenta sino también lo calma, lo relaja, lo adormece, lo reconforta…
  4. Salud. La lactancia materna a demanda disminuye la probabilidad de tener mastitis y otras infecciones en el pecho, ya que cada poco tiempo el pecho se vacía y no dejas que se acumule la leche hinchando y perjudicando a la mama. Además, en mi caso particular, la lactancia ha permitido que mi metabolismo esté súper activo y esto me ayuda a no acumular grasa ni líquidos. Vamos, que no estoy tan delgada desde hace muchos años jeje.
  5. Tranquilidad. Con la lactancia materna a demanda estamos tranquilos de que el bebé está bien alimentado y no le falta ningún nutriente. Así que con los meses dejas de preocuparte por cuánto pesa y si ha puesto o no peso cada semana.

Por otra parte, también hay inconvenientes:

  1. Inicio doloroso. La primera semana, en la que el bebé no sabe mamar bien y tú no sabes colocarlo bien, pueden aparecer heridas en el pezón bastante dolorosas. Si no pides ayuda a tiempo, puedes plantearte abandonar la lactancia ya que el bebé mama con demasiada frecuencia y no da tiempo a curar esas heridas.
  2. Dependencia. La relación madre-hijo es preciosa pero muy dependiente. No sólo eres la figura de apego principal del bebé por ser su madre, sino que eres la única que le proporciona alimento, nadie puede darle el pecho por tí. Por tanto, no puedes separarte del bebé durante mucho tiempo. Con El Paso de los meses el bebé comprenderá esto también y no tolerará que te apartes de él, apareciendo la famosa ‘ansiedad por separación’. Es cuestión de supervivencia, es instintivo y natural, si no como me muero, así que no te alejes.
  3. Periodos de sueño cortos. La leche materna se digiere más rápido que la leche de fórmula, eso significa que al bebé le despertará el hambre antes que si tomara leche de fórmula. Por tanto hay más despertares nocturnos y las siestas suelen ser más cortas.
  4. Crisis de lactancia. La demanda del bebé cambia al mismo ritmo que su crecimiento, y nuestra producción se adapta a su demanda. Estos periodos de adaptación se traducen en: el bebé demanda pecho más a menudo, parece que no se sacia, llora en el pecho, está intranquilo, no quiere mamar… Estas crisis también son momentos críticos en los que puedes plantearte abandonar la lactancia, aunque informándote bien sabes que es temporal.
  5. Moda. Tu ropa se resume a aquello que sea cómodo para amamantar: escotes amplios, sujetadores de lactancia, camisas… por tanto hay prendas en mi armario que no veré hasta dentro de unas cuantas temporadas.

Seguro que si entramos en detalle hay muchas más, pero estas son las más significativas para mí. Mi experiencia está siendo muy gratificante y muy positiva. ¿Y vosotr@s qué pensáis de la lactancia materna a demanda? ¿Os compensan los pros frente a los contras? Me gustaría dar las gracias a mi familia, por apoyarme en mi decisión , aconsejarme y comprenderme. Gracias a la asociación de apoyo a la lactancia Cuídame por ayudarme cuando he tenido problemas o dudas con respecto a la lactancia, por su eficacia, su cariño y su dedicación en cualquier momento del día. Hacéis una labor muy bonita. Y también a Laura Gil Matrona por asesorarme, acompañarme en todo este tiempo y proporcionarme información, libros y recursos para hacerlo lo mejor posible.  ¡Eres la mejor! 😘😘