Archivo de la etiqueta: crecimiento personal

Volver a empezar

Hay quienes se toman el mes de enero como punto de partida para proponerse nuevos objetivos, cambiar hábitos o mejorar algún aspecto de su vida. Para otros es el mes de septiembre, con el comienzo del curso escolar, el que da el pistoletazo de salida a todos estos buenos propósitos y nuevos proyectos. Y para algunos, en el que me incluyo, ese momento comienza después de cerrar una etapa dolorosa de tu vida.

Por muy color de rosa que te empeñes en ver la vida, los obstáculos y los momentos difíciles de abordar nos acompañan y nos golpean sin previo aviso. Forzándonos a aprender y a improvisar, intentando tomar las mejores decisiones. Son momentos de introspección y reflexión.

Para mí comienza ahora una nueva etapa, en el mismo lugar, con la misma gente pero con una actitud nueva y renovada. Sabiendo que el camino que tengo delante no es fácil pero con ganas de afrontarlo. Con ánimo y con ilusión. Hoy miro al exterior, al mundo, nuevamente con mis gafas verdes, las que me hacen ver la vida color de rosa. Será rosa palo, rosa fucsia, rosa empolvado, rosa salmón, rosa bebé, rosado, rosa frambuesa o el tono que sea, pero para mí, y así me gusta transmitirlo, es color de rosa. Y si con mi actitud puedo contagiar una sonrisa, merece la pena.

Los ‘po ya que’ más comunes durante el confinamiento.

Llámese ‘po ya que’ o ‘pues ya que’ a toda acción realizada por asociación a otra actividad previa. Por ejemplo, necesitas un pantalón y vas a una tienda. En la entrada ves la mesa que tiene las prendas en oferta. Tú la miras y piensas: – Pues ya que estoy aquí, voy a echar un vistazo por si me llevo también una camiseta. Los ‘po ya que/pues ya que’ los hacemos de forma automática, sin pensarlos demasiado, intentando aprovecharnos de las circunstancias.

Durante estos meses de confinamiento, sin apenas salir de casa… nuestra mente e inventiva se han agudizado para mantenernos activos. Lo que ha sido una pesadilla para unos, se ha convertido en una oportunidad para otros. Los ‘po ya que/pues ya que’ han surgido una y otra vez. Porque ahora que hemos tenido tiempo… Estos han sido los ‘po ya que’ más recurrentes en mi entorno durante el estado de alarma.

PO YA QUE…. no podemos salir de casa, vamos a hacer la limpieza a fondo. Hay quien ha ido habitación por habitación haciendo limpieza y tirando, sin piedad, lo que ya no necesitaba o estaba en mal estado. Los que lleva al segundo ‘po ya que’.

PO YA QUE…. estamos limpiando, vamos a aprovechar y le damos una manita de pintura, que hace falta. Y, así, muchos volvieron a recorrer cada instancia brocha en mano, aprovechando la coyuntura.

PO YA QUE… no puedo ir de bares. Voy a habilitar mi patio-balcón- terraza para poder tomarme un café o una cerveza al aire libre. De este modo, surgieron habilidades hasta entonces desconocidas como decorador de interiores, jardinero, carpintero, pintor… Y, por supuesto, subiendo el paso a paso en redes sociales. La otra cara de este ‘po ya que’ es la versión familiar. La de habilitar este zona para que tus hij@s puedan jugar en un espacio abierto.

PO YA QUE…. tengo tiempo, voy a ver esta peli que tengo pendiente, leer tal libro o hacer un maratón de mi serie o saga favorita. Además, después de la limpieza general aparecieron objetos de los que ni te acordabas pero que ‘po ya que’ los has sacado, durante unos días vuelven a ocupar nuestro tiempo. Así, por ejemplo, se han vuelto a hacer puzzles, pintado con acuarelas o escuchado cds antiguos.

PO YA QUE… no voy a ir a ninguna parte, y nadie me va a ver… no me voy a maquillar, ni peinar, y aquí podríamos sustituir estos ejemplos por multitud de opciones como: no depilarse o afeitarse, no lavarse el pelo, no quitarse el pijama, no cambiarte el chándal en una semana, etc.

Y del pasotismo extremo, pasamos al último ‘po ya que’ de la lista, el boom del autocuidado.

PO YA QUE…. tengo tiempo, voy hacerme esta mascarilla facial o capilar, exfoliarme la piel, intentar cortarme el pelo, manicura o pedicura casera, hacer ejercicio en casa diariamente, meditar, darme un baño relajante y un largo etcétera. Los tutoriales de YouTube subieron el número de visualizaciones de forma meteórica.

Seguro que me he dejado algún PO YA QUE en el tintero. ¿Te ha pasado a tí también? ¿Cuántos de la lista has puesto en práctica?

Cuando todo esto acabe.

Cuando todo esto acabe, quiero pensar que no correremos todos como caballos desbocados a recobrar la misma vida que teníamos antes. Quiero pensar que no nos dejaremos arrastrar por campañas publicitarias que nos inciten a una vida superficial. Quiero pensar que, cuando todo esto acabe, habremos aprendido algo y nuestra vida será más rica y plena.

Espero que hayamos aprendido que sólo necesitamos productos básicos para vivir, que reutilizando materiales que tenemos en casa podemos crear el mejor de los juegos o la obra de arte más divertida, que un mensaje o videollamada no es capaz de reemplazar un abrazo, una caricia o esa mirada de complicidad. Espero que hayamos aprendido que la cultura y el ejercicio físico son indispensables para nuestro bienestar emocional, y le demos el lugar que merecen en nuestra vida y nuestra sociedad.

Cuando todo esto acabe, espero que la familia y amigos nos ocupen más tiempo al día que navegar en internet o hacer compra online. Y que da igual nuestro atuendo o nuestro peinado, porque lo realmente importante es el amor, las risas y el respeto.

Espero que las prioridades hayan cambiado y nos hayamos dado cuenta de que agotar los recursos del planeta sólo nos lleva a la extinción. Y tras nuestra extinción la naturaleza recuperará su sitio y no seremos más que una especie que un día intentó dominar algo más grande que él y fracasó. Que hayamos aprendido que los pequeños gestos individuales pueden cambiar el curso de nuestro destino.

Espero que hayamos aprendido a valorar el trabajo que realmente importa, el trabajo que aporta valor a la vida. Agricultores, ganaderos, electricistas, fontaneros, barrenderos, limpiadores, médicos, enfermeros, cuidadores, farmacéuticos… y un largo etcétera. Y que nos sirva para ponernos las pilas y aprender a ser autosuficientes, en la medida que podamos serlo.

Cuando todo esto acabe, espero que los líderes mundiales (o al menos la mayoría de ellos) hayan aprendido que somos un único pueblo, y que debemos apoyarnos y cuidarnos para una convivencia pacífica y sostenible. Que la naturaleza no distingue pueblos, ni países, ni economías.

Sin extenderme más, cuando por fin hablemos de esto en tiempo pasado, espero que seamos más humanos, más humildes y, al mismo tiempo, más profundos.

Herramientas para mejorar tu nivel de inglés

¿Quién no se ha propuesto alguna vez mejorar su inglés? ☝🏻 Casi seguro que aparece en la lista de objetivos de muchos de vosotr@s, cómo lo aparecía en la mía. Algunos por motivos laborales y otros personales, pero los idiomas son imprescindibles hoy en día.

Los recursos que vais a encontrar a continuación son los que me han ayudado este año para mejorar mi nivel de inglés. Se las recomiendo a cualquiera que quiera conseguir un nivel B2 o C1.

  • Podcasts: los podcast de la BBC ‘6 minutes English‘ duran , como su nombre indica, 6 minutos, tratan temas de actualidad y explican el vocabulario y expresiones claves de cada capítulo. También es muy interesante ‘Get awesome at speaking English‘. Los episodios son algo más largo, de unos 20 minutos y tratan multitud de temas. A los locutores se les entiende muy bien, hablan despacio y usan un lenguaje actual, más de la calle y menos de audio de un libro. Además, cada episodio tiene, en la web, asociada una ficha con la transcripción, vocabulario y expresiones de ese podcast.
  • AppJohnny G‘ del British Council. Se trata de un juego de preguntas y respuestas. Debes conseguir contestar correctamente el mayor número de preguntas posible y vas consiguiendo medallas. Las preguntas están divididas por categorías: vocabulario, gramática, ortografía… y por niveles: fácil, intermedio y difícil.
  • Canales de YouTube: los vídeos de ‘Amigos Ingleses‘ son muy divertidos y los de ‘Learn English with Papa Teach Me‘ son cortos y muy prácticos.

Estos recursos son gratuitos y muy útiles si, como yo, no dispones de mucho tiempo. Puedes dedicar 10, 15 o 20 min a ver un par de vídeos o escuchar un podcast o jugar al juego. Aprovechar los micro momentos que tienes en el día es fundamental para no dejarlo.

Y por último, pero no menos importante, el libro ‘Easy Cae’ escrito por Irene Maldonado. Es un libro de preparación para el examen C1 de inglés de la universidad de Cambridge. Es un libro súper intuitivo y visual, con consejos, explicaciones y multitud de enlaces a recursos online para practicar todo tipo de destreza (escuchar, hablar, leer y escribir). Es tan práctico que aunque no te vayas a presentar al C1 por Cambridge seguro que te viene genial para cualquier otro tipo de examen. Síguela en su cuenta de Instagram y podrás participar en alguno de los sorteos que hace o beneficiarte de algún descuento.

Evidentemente, estos recursos no van evitar que tengas que estudiar, pero sí van a ayudarte a elevar tu nivel y practicar de una forma fácil y amena. Si conocéis otras herramientas que sean útiles, divertidas y fáciles de usar dejádmelas en los comentarios. Cómo dice @lavecinarubiaCompartir es de guapas‘ 😊

10 cosas por las que estar agradecid@

Practicar la gratitud consiste en sentirse agradecido por las cosas que uno tiene en la vida. Según los expertos, practicar la gratitud trae múltiples beneficios a nuestro cuerpo y nuestra mente.

Entre muchos otros, nos ayuda a disminuir el stress, a mantener mejores relaciones sociales, y a reconocer lo valioso que tenemos y por lo que vale la pena vivir.

Podemos practicar la gratitud al levantarnos por la mañana o al acostarnos por la noche. Podemos escribir en un papel por qué cosas nos sentimos agradecidos o podemos sólo pensarlo. No hace falta hacer una gran lista, con dos o tres cosas basta. Lo importante es hacerlo con regularidad, de modo que introduzcamos pensamientos positivos en nuestro cerebro.

Esta es mi lista de 10 cosas por la que sentirme agradecida. Espero que os inspire para pensar vosotros la vuestra.

Hoy me siento agradecida por:

  • Tener un cuerpo sano que me permite disfrutar de la vida y verme bien: bailar, comer, saltar, pasear, jugar, etc.
  • Las personas que me quieren, me cuidan y se preocupan por mí. Sin ellas yo no sería la persona que soy hoy.
  • Mi bebé. Convertirme en madre completó mi persona y vivir con él es una aventura apasionante.
  • Tener una situación económica que me permite no pasar dificultades en mi día a día.
  • Ser capaz de disfrutar de las pequeñas cosas: los colores del cielo al anochecer, el olor del mar, el trinar de un pájaro…
  • Tener un trabajo que me saca una sonrisa cada día.
  • Vivir en el lugar donde vivo. Un sitio sin conflictos armados, donde la figura de la mujer es respetada y tengo todas las necesidades básicas cubiertas.
  • El clima de mi ciudad. Afortunadamente vivo en un lugar con muchísima luz y unas condiciones climatológicas que me permiten disfrutar del aire libre la mayor parte del año.
    Mi casa. Tiene el tamaño y las distribución perfecta. Además, situada en una zona tranquila pero muy cerca del centro. Por lo que puedo ir andando a la mayoría de los lugares a los que quiero o debo ir.
    Haberme cruzado con personas en mi vida que me han aportado mucho, de las que he aprendido y con las que he crecido.

Como dice el refrán: ‘Es de bien nacido ser agradecido’ 😉 ¿y tú por qué te sientes agradecido en el día de hoy?

¿Para qué usas las redes sociales?

¡Hacia tanto tiempo que quería escribir esta publicación! Parece una tontería pero el uso que hacemos de las redes sociales dice mucho de nosotros, de nuestra personalidad, nuestros conflictos, nuestros sueños, nuestras inquietudes… Te propongo que pares un minuto y recuerdes para qué usaste las redes sociales ayer. ¿Las usaste para cotillear en la vida de los demás? ¿Para criticar? ¿Para inspirarte? ¿Para aprender? ¿Para compartir? ¿Para jugar? ¿Para trabajar? ¿Para relacionarte con tus seres queridos?

Imagino que, cómo en mi caso, lo usas para todo un poco. Entonces cabe indagar ahí como herramienta de autoconocimiento. Si lo usas para cotillear, pensar el por qué nos ayudará a conectar con nosotros mismos. ¿Qué quieres descubrir en la vida de esas otras personas? ¿Son cosas que a tí te faltan y te gustaría tener? ¿Es envidia lo que sientes? ¿Por qué? Si criticas a través de las redes sociales, ¿lo haces para hacer daño o de forma constructiva? ¿Quieres aportar con tu opinión o infringir malestar? ¿Por qué sientes la necesidad de expresar tales cosas? ¿Necesitas expresar más emociones u opiniones? ¿A quién debes decírselo? A veces pagamos con otros nuestro malestar cuando no se lo merecen.

En definitiva, ¿las redes sociales te aportan o te restan? Hacer un buen uso de las redes sociales te acercará a la gente que quieres, te ayudará e inspirará a conseguir lo que deseas. Sin embargo, un uso perjudicial de las redes sociales sólo te llevará a perder el tiempo, alimentar tus inseguridades incluso crear conflicto.

Está generalizado que tengamos como amigos en redes sociales a todos aquellos que conocemos. Parece que si no eres amig@ de tu prima Conchita o de tu amigo Pepe es que no te gustan o no te caen bien. Y la realidad no es así para nada, porque a tu prima Conchita o a tu amigo Pepe los puedes llamar cuando quieras para veros o tomar un café y hablar de cómo os va la vida. Podéis mandaros mensajes de texto o conversar por WhatsApp. No debería haber necesidad ni compromiso en redes sociales, a no ser que sean perfiles profesionales.

Démosle a las redes su sitio, como su buen nombre indica ‘redes’, un lugar para conectar. Conectar contigo, y no una fachada para el qué dirán.

¿Qué he hecho yo para merecer esto? ¿Por qué todo me pasa a mí?

¿Qué he hecho yo para merecer esto? ¿Es que todo me pasa a mí? Seguramente te has recordado diciendo esto alguna vez, o conoces a alguien que se queja todo el tiempo y que el mundo está en su contra. Cuando esto ocurre, hemos activado el modo ‘víctima’ y culpamos a algo o a alguien externo de nuestra insatisfacción. Estar en modo víctima no es malo si ocurre de vez en cuando, pero mantenerlo durante mucho tiempo puede perjudicarnos a muchos niveles.

Cuando somos víctimas, y el culpable es un ser o situación externa, no tenemos ningún tipo de control sobre lo sucedido. Esto nos hace sentir inseguros y débiles, pues parece que no llevamos el timón de nuestra vida. Y la inseguridad viene de la mano de introversión, miedo, susceptibilidad, mal humor y un empeoramiento de nuestras relaciones sociales.

¿Qué podemos hacer al respecto? Elegir ser ‘responsable’ (que no es lo mismo que ‘culpable’). Cuando uno elige ser responsable de lo que sucede se pregunta: ‘¿qué podría haber hecho yo para evitar que pasara?¿Qué debería cambiar para la próxima vez?’ Cuando estás modo responsable aceptas lo que ha ocurrido y tomas el control de la situación, al menos de la parte que depende de tí. De este modo el sentimiento es diferente, la sensación de control te da seguridad y conlleva una mejor actitud ante lo sucedido, ante la vida y ante lo que esté por venir. Por tanto tu autoestima y tu motivación sube.

Un ejemplo muy sencillo pero ilustrativo del contraste entre víctima y responsable es el siguiente. Tienes que estar a las 10 de la mañana en la parada del autobús. Habitualmente te despiertas temprano pero esa mañana te quedas dormida y no te da tiempo de llegar a la hora prevista.

Opción víctima: ‘¡Ay qué ver!¡Me he quedado dormida! ¡Todos los días me levanto temprano menos hoy! ¡qué torpe soy! (Y le dices a tu madre/padre/pareja/hij@) ¿Por qué no me has despertado?¿No te has dado cuenta de la hora que era? ¡Maldito despertador! ¡Precisamente hoy no suena! ¡Ya no llego a tiempo! ¡He perdido la oportunidad!…ect.

Opción responsable: ¡Ay qué ver!¡Me he quedado dormida! ¿Puse el despertador? Voy a comprobarlo y lo voy a poner a punto para que no vuelva a pasar. Debería comprobar el despertador por la noche antes de acostarme. Voy a llamar a …. para avisar de que no voy a a llegar a tiempo. Quizás pueda retrasar la cita.

La diferencia de actitud es notable. La víctima es reactiva, no reacciona, sólo se queja. Mientras que el responsable es proactivo, toma la iniciativa, no se queda esperando. ¿En qué momentos o ámbitos de tu vida estás siendo víctima y en qué otros responsable? Quizás podamos hacer algo diferente para conseguir resultados distintos.

Todo esto y mucho más lo aprendí del curso de PIIE (Programa de Implementación de Inteligencia Emocional) en el aula impartido por el coach Alberto Ortega. Os dejo en enlace a su web 👈 y su facebook 👈, donde podréis encontrar artículos y vídeos muy interesantes.

‘Cómo hemos cambiado’

Sentada en la mesa de mi cocina, sujetando una humeante taza de café mientras mi bebé duerme la siesta pienso que ya hace casi un año que tuve a mi pequeñín, seis desde que me independicé, diez desde que empecé a trabajar… cómo cambian las cosas, y cómo cambiamos las personas.

Hay quien dice que la gente no cambia. ‘Quien nace lechón, muere cochino’ dice el refrán. Pero yo admito que he cambiado mucho en los últimos años, y cómo yo debe de haber muchos más. Llamémosle como queramos: cambiar, crecer, evolucionar… pero lo importante es que la gente cambia. Cambia fruto de sus vivencias. Se moldea según las experiencias que le toca disfrutar o sufrir. Cambiamos involuntariamente. No nos damos ni cuenta hasta que vemos fotos antiguas ( muchas nos la recuerda Facebook) y nos echamos las manos a la cabeza. Pero también cambiamos porque queremos cambiar, porque queremos mejorar. Que levante la mano el que ha dejado de ponerse pantalones que dejaban a la vista en más de una ocasión ‘la hucha’ ( llámese al inicio del trasero jeje), mezcla menos bebidas porque le sientan mal o volvió a su color de pelo natural después de probar unas mechas o un color poco acertado. Seguro que algún otro ejemplo te viene a la cabeza. Las personas cambiamos continuamente. Así que pensémoslo dos veces antes de decir que uno no puede cambiar.

Los cambios traen consecuencias en tí y a tu alrededor. Hay personas que te acompañan en el cambio, otras que cambian contigo, gente que te anima, pero también hay personas que se alejan, de enfadan o no te comprenden. Es parte del proceso, parte de la vida. Y debemos observarlo y aceptarlo como eso, ciclos de la vida. Disfrutando de cada momento y recordando con cariño.

Qué filosófica se pone una cuando puede tomarse un cafelito en soledad. 😉 En definitiva, a mí me gusta haber cambiado, ¿ y a tí? ¿ notas que has cambiado? ¿ te gustan los cambios? ¿ piensas que es posible cambiar si uno se lo propone?

Amor propio vs. Amor a uno mismo

¿Nunca has escuchado la expresión ‘tiene mucho amor propio’? ¿Es lo mismo el amor propio que el amor a uno mismo? Si nos fijamos en las palabras podríamos pensar que sí, que son sinónimos. Pero la expresión ‘amor propio’ tiene un matiz ligeramente diferente del amor por uno mismo.

Según la RAE, el amor propio se define como: ‘ El amor que alguien se profesa a sí mismo, y especialmente a su prestigio.’

Amor hacia tu prestigio. Amor a la imagen que quieres dar a los demás. Imagen que no siempre es real. El prestigio es totalmente subjetivo, no depende de tí, sino de la opinión de otras personas. Por tanto, el prestigio es voluble, inestable. ¿Qué sentido tiene profesar amor hacia nuestro prestigio en vez de a nuestra persona real? Como ya comentamos en el post anterior, la imagen que tengan otros de nosotros nos afecta, indudablemente, pero no debe ser una prioridad.

Por el contrario el amor a uno mismo no tiene nada que ver con la gente que te rodea y la imagen que tengan de tí. Es un sentimiento íntimo y personal. El amor a uno mismo es por y para tí. Te amas a tí mismo cuidándote cada día, tratándote con cariño, perdonándote, sin pretensiones, sin comparaciones. Te amas a tí mismo cuando te escuchas, te molestas en conocerte y dedicarte tiempo. Una persona que se ama a sí misma cura sus heridas, y es capaz de amar a los demás de una forma sana, más pura y simple, sin dramas, chantajes o celos.

El amor propio y el amor a uno mismo no tienen nada que ver. No los confundamos. Cultivemos el amor hacia nosotros mismos y apartemos el amor propio de nuestro camino. Seamos capaces de intentar sacar tiempo para cuidarnos cada día, aunque sea sólo por unos minutos. A la velocidad que vivimos cada día y con miles de tareas por hacer (trabajo, familia, escuela, casa…) es fácil olvidarnos de nosotros.

Seas o no seas fan del día de San Valentín, el 14 de febrero o cualquier otro día, a parte de demostrarle a tu pareja, familia y/o amigos que les quieres, demuéstratelo también a tí mismo.

Visión

El mi última publicación os animaba a todos a escribir cómo sería la vida de tus sueños. A redactar con todo lujo de detalles cuál es la vida que quieres alcanzar, visualizar tu futuro ideal. Y así, poder desglosar unos objetivos concretos a conseguir que nos acerque a ese futuro.

Es lo que en inteligencia emocional llamamos ‘visión’. Una competencia que es muy importante para la vida, da igual la edad que tengas. La práctica que hicimos en una sesión de inteligencia emocional consistía en recoger papelitos del suelo. En la primera ronda nos dijeron: ‘ Hay que recoger el máximo número de papelitos posible en un minuto.’ En la segunda ronda la instrucción era: ‘Hay que recoger el máximo número de papelitos posible en un minuto. El que más papelitos recoja, conseguirá un paquete de gominolas.’ Lo que descubrimos tras el juego era que casi todos recogimos más papelitos en la segunda ronda, tras saber la recompensa.

¿Qué quiere decir esto? Que cuando tenemos en mente la meta final, nuestros resultados son mejores. Por eso, es tan importante que tengamos ‘visión’, que tengamos presente aquello que queremos lograr.

Se ha demostrado que cuando ponemos algo por escrito nuestros cerebro lo memoriza e interioriza mejor. Por eso este año propongo escribir en un cuaderno, journal o agenda para visualizar nuestros sueños.

No obstante, hay personas que prefieren hacerlo de forma más visual. Si es este vuestro caso podéis hacerlo estableciendo como fondo de pantalla del ordenador o el móvil imágenes que os recuerden vuestra meta o elaborando un tablero de visión para decorar vuestro dormitorio o estudio. Esto consiste en poner a la vista imágenes que os inspiren para conseguir vuestros objetivos. Puede ser en un corcho, en el frigorífico o colgando cuadros pequeños. En google o Pinterest podéis encontrar muchos ejemplos.

Espero que os animéis y os dediquéis unos minutos para vosotros para diseñar vuestro futuro. Y elaboréis el mapa para conseguirlo.