Llevo una década dedicada a mi labor como docente, casi dos años siendo madre, pero apenas 3 meses siendo maestra y madre. Y creedme cuando digo que ser madre te cambia como persona, y también como profesional.
Ya me dijeron en alguna ocasión cuando tuve a mi bebé que cómo se me notaba que era maestra. La manera de hablarle a mi hijo, los juegos a los que jugábamos, las canciones que cantábamos… Estaba claro, tenía un banco de recursos muy amplio y muchas ideas. Además me interesé por informarme sobre desarrollo evolutivo de los bebés y qué tipo de actividades debía fomentar en cada etapa. Lo llevo dentro, me gusta el mundo infantil.
Pero lo que nunca imaginé era cuánto iba a cambiar mi percepción de los alumnos tras ser madre. Los chicos y chicas del cole dejaron de ser simples alumn@s; desde que me incorporé a trabajar tras mi maternidad los veo como ‘niñ@s’. Dejaron de ser máquinas de aprender para ser personitas evolucionando. Personitas con una historia que les marca su camino. Personitas que son víctimas de su entorno, que maduran a ritmos muy diferentes, que están faltas de afecto y/o atención, que no saben jugar porque nadie les ha enseñado, emocionalmente incompetentes… y mi labor es acompañarles, guiarles, motivarles, escucharles, alentarles y última instancia, enseñarles. Son niñ@s como mi hijo, que por las tardes tiene que ver a los abuelos, ir a clases extraescolares, merendar, jugar, leer, hacer la compra con sus padres, ir al médico… y un sin fin de tareas cotidianas que llenan la vida familiar.
La maternidad me ha convertido en una maestra con una visión más amplia de mi trabajo. La gestión de aula que llevo a cabo es totalmente distinta de la que llevaba cuando empecé. Y, aunque no puedo dedicarle todo el tiempo en casa que dedicaba antes porque mi familia es mi prioridad en estos momentos, me involucro y me comprometo con ellos de una forma más profunda. No quiero decir con esto que ahora sea mejor o que antes fuera peor maestra. Quiero decir que he cambiado, que mi maternidad ha cambiado el tipo de relación que tengo con mis alumnos y la forma de llevar a cabo mi trabajo.
Sí, soy madre y maestra, pero también una maestra – madre.